¿A QUÉ JUEGAS, KUBICA?
Desde el más profundo de los respetos, me gustaría lanzar esta reflexión al aire: ¿A qué juegas, Kubica?.
Soy de ese tipo de personas que apoyan, incondicionalmente, a cualquier piloto que, de una forma ($) u otra (sudor), tiene la oportunidad de subirse a un coche de carreras y dar todo de sí mismo, ya sea más rápido o más lento. De igual forma pienso que ese apoyo termina cuando la incompetencia del piloto pone en peligro el deporte que tanto nos gusta, los rallyes.
Antes de nada, haremos un breve recuento de las salidas de pista de Robert Kubica, piloto actual de M-Sport, en las última cinco carreras del WRC.
2013 – WRC Gales: 2 salidas (DS3 WRC)
2014 – WRC Montecarlo: 1 salida (Fiesta WRC)
2014 – WRC Suecia; 3 salidas (Fiesta WRC)
2014 – Test: 1 salida (Fiesta WRC)
2014 – WRC México: 2 salidas (Fiesta WRC) + 1 salida en los reconocimientos (Volvo)
2014 – WRC Portugal: 2 salidas (Fiesta WRC)
Tras este pequeño balance llego a la, no muy difícil, conclusión de que este piloto pone en peligro la seguridad de espectadores y ensucia la imagen de las carreras. Robert Kubica es un personaje mediático, un gran piloto de F1 que siempre iba al límite al que un accidente en un rallye le dejó fuera de “El Circo”. Desde entonces, su vida giró en torno a los rallyes, logrando incluso la victoria del WRC 2 en 2013.
Piloto irregular, donde los haya, que ha convertido el WRC 2014 en su escaparate particular de los medios de comunicación, que no buscan más que el morbo y la “chicha” y que, con Kubica, lo tienen servido.
Prefiero que no hablen, a que hablen mal.
Por un lado, la repercusión del WRC, generada en los medios por el polaco, ha sido cuantiosa; pero por otro lado, creo que es preferible que sigan sin mencionarse los rallyes, a que aparezcan sólo en los medios públicos para mostrar el lado oscuro y rebelde de las carreras. Si ya es difícil sacar carreras adelante, no debemos consentir que se de una imagen equivocada de este sano deporte.
Creo que se debería de llamar al orden a esta persona y, como poco, pegarle un fuerte tirón de orejas para que cese en su afán de dar trabajo a los chapistas de M-Sport.
